Tres son los miembros que forman el que yo vengo a denominar el triunvirato belcantista. Gioachino Rossini, el primero de ellos, aparece continuamente en el blog. Gaetano Donizetti también tiene destacada presencia de mano de algunas de sus obras más infrecuentes. Pero, oh sorpresa, el tercer miembro de este musical triunvirato aún no ha aparecido en el blog. Hasta ahora, porque Vincenzo Bellini irrumpe en La Gazzetta junto a la que es su obra capital: Norma.
Bellini es una figura clave para entender el Belcanto. No obstante no estará de más indicar una pequeña biografía del compositor para encuadrarlo histórica y artísticamente en su época. Nacido en el seno de una familia de músicos en Catania el 3 de marzo de 1801 e hijo del organista Rosario Bellini, recibió las primeras lecciones de música de su padre y de su abuelo, Vincenzo Tobia Bellini. Bellini fue un niñó prodigio y cuenta la leyenda que a los dieciocho meses era capaz de cantar un aire de Valentino Fioravanti, que comenzó a estudiar teoría musical a los dos años de edad, piano a los tres y que a los cinco era capaz de tocarlo con soltura. Su primera composición data de cuando tenía seis años. Con una beca que le proporcionó el Duque de San Martino ingresó en Colegio de San Sebastián de Nápoles, donde estudió armonía con Giovanni Furno, contrapunto con Giacomo Tritto y composición con el célebre Nicola Zingarelli. Compuso música sacra (motetes, misas, etc.), de cámara y sinfónica, pero es la ópera el género musical que le dio fama. Compuso para virtuosos del bel canto, expresión lírica que exige una gran precisión y agilidad vocal. Intentó minimizar las diferencias clásicas entre las partes cantadas y recitadas - arias y recitativos -, manteniendo la tensión dramática. El estreno de su primera ópera, Adelson e Salvini, se produjo en 1825. Domenico Barbaja, director del teatro de ópera San Carlo de Nápoles y de La Scala de Milán, se interesó por ella, encargándole varias obras posteriormente. Fallecería en Puteaux el 23 de septiembre de 1835, truncándose así su carrera.
La obra protagonista de hoy fue estrenada en la Scala milanesa el 26 de diciembre de 1831. Felice Romani se encargó de redactar el libreto, basado en la tragedia de L.A. Soumet y L. Belmontet "Norma ou l'infanticide". La pieza clave de la obra es, sin lugar a dudas, la celebérrima "Casta Diva" donde se conjuntan la gravedad clásica con un apasionamiento muy romántico en la expresión, siendo éste uno de los grandes roles para soprano dentro del repertorio. Las grandes sopranos belcantistas se han interesado, y con razón, en dar vida a la desventurada sacerdotisa, llámense Maria Callas, Montserrat Caballé, Joan Sutherland, Leyla Gencer, etc.
Vamos a continuación son el argumento de la ópera, desarrollado en las Galias durante el año 50 a.C. Cortesía de Intermezzo.
Hasta el roble sagrado llega en procesión el pueblo galo, seguido de los druidas, a cuyo frente viene su jefe, Oroveso, padre de Norma. Todos piden a los dioses que les conceda la victoria sobre los romanos y su retirada del país. Entran ahora Pollione y Flavio, oficiales romanos. Pollione, que ha mantenido relaciones ilícitas con Norma, gran sacerdotisa druida, y con la que ha tenido dos hijos, dice que ahora ama a una joven virgen del templo, Adalgisa. Pollione presiente la venganza de Norma, mientras que, en la distancia, se oyen los cantos rituales de los druidas.
Se retiran los romanos y vuelven los druidas, que dan la bienvenida a Norma, la cual anuncia proféticamente la caída de Roma. Después, corta una rama del muérdago sagrado y dirige su plegaria a la Luna: "Casta diva", acompañada por Oroveso y el pueblo. En un aparte, expresa el amor que sigue sintiendo por Pollione. Después, la escena queda vacía.
Entra ahora Adalgisa e invoca la protección de los dioses. Aparece Pollione y la corteja. Adalgisa duda al principio, pero finalmente declara que ella también ama al oficial romano.
Norma, ahora en su morada con sus hijos, revela sus confusos y dolorosos sentimientos. Y pide a Clotilda, su confidente, que esconda a los niños cuando vaya a llegar Adalgisa. Sigue a esto un dueto entre Adalgisa y Norma. La confesión de Adalgisa despierta la comprensión de Norma, ya que ambas quebrantaron el voto de castidad. Pero cuando Norma pregunta el nombre del amante, Adalgisa dice: "Aquí llega", señalando a Pollione, que se acerca. La mutua decepción de las dos mujeres estalla apasionadamente. Finalmente se escucha a lo lejos el sonido del escudo sagrado que convoca a Norma para que hable a su pueblo; así, a las voces de los tres solistas se añade el coro lejano de los druidas, creándose un sobrecogedor final del acto.
Segundo acto. Es de noche. Norma tiene entre sus manos un puñal y contempla a sus hijos dormidos a los que, en su penosa tortura, piensa dar muerte. Pero no se decide a hacerlo y envía a Clotilda en busca de Adalgisa, a la que muestra los niños y pide que se los lleve con ella cuando se marche a Roma con Pollione, porque ella, Norma, va a morir. Adalgisa, sin embargo, ruega a Norma que siga viviendo para sus hijos y le dice que va a devolver a Norma el amor de Pollione. El dueto de las dos sacerdotisas termina en una apasionada confesión mutua.
En el bosque de los druidas, Oroveso y el coro manifiestan su odio hacia los romanos, pero se sienten sin fuerzas si Norma no les aconseja. Esta, en el templo, sabe de labios de Clotilde que Adalgisa quiere renovar sus votos como sacerdotisa, pero que Pollione ha jurado arrancarla del altar. Norma hace sonar entonces, por tres veces, el escudo sagrado y los druidas al oírlo, vienen a escucharla cantando un himno guerrero. Clotilda llega presurosa con la noticia de que un romano que intentaba penetrar en el templo ha sido hecho prisionero. Se trata de Pollione. Norma, toma una daga e intenta darle muerte, pero no es capaz de descargar el golpe.
Norma está ahora junto a Pollione, quien rechaza la súplica de la mujer de que abandone a Adalgisa; entonces Norma jura que ésta será quemada viva por haber quebrantado sus votos.
El pueblo recibe la orden de preparar la pira, pero cuando preguntan a Norma el nombre de la sacerdotisa culpable, responde: "Yo". El pueblo no quiere creerla, pero Norma insiste. Cuando traen a los niños, Norma pide a Pollione que cuide de ellos; pero Pollione no se mueve.
Lleno de angustia, el pueblo prepara el sacrificio de Norma. Arrepentido de su comportamiento y admirado por el valor y el amor de Norma, Pollione marcha con ella a morir en la hoguera.
Y a continuación, pues a lanzarnos a la grabación. No miento si digo que la versión que os ofrezco es una de las cimas en la vastísima discografía existente de la obra. Un ojo a la ficha de reparto puede servir de explicación a mi afirmación:
Norma: Montserrat Caballé
Pollione: Plácido Domingo
Adalgisa: Fiorenza Cossotto
Oroveso: Ruggero Raimondi
Clotilde: Elizabeth Bainbridge
Flavio: Kenneth Collins
London Philharmonic Orchestra
Bellini es una figura clave para entender el Belcanto. No obstante no estará de más indicar una pequeña biografía del compositor para encuadrarlo histórica y artísticamente en su época. Nacido en el seno de una familia de músicos en Catania el 3 de marzo de 1801 e hijo del organista Rosario Bellini, recibió las primeras lecciones de música de su padre y de su abuelo, Vincenzo Tobia Bellini. Bellini fue un niñó prodigio y cuenta la leyenda que a los dieciocho meses era capaz de cantar un aire de Valentino Fioravanti, que comenzó a estudiar teoría musical a los dos años de edad, piano a los tres y que a los cinco era capaz de tocarlo con soltura. Su primera composición data de cuando tenía seis años. Con una beca que le proporcionó el Duque de San Martino ingresó en Colegio de San Sebastián de Nápoles, donde estudió armonía con Giovanni Furno, contrapunto con Giacomo Tritto y composición con el célebre Nicola Zingarelli. Compuso música sacra (motetes, misas, etc.), de cámara y sinfónica, pero es la ópera el género musical que le dio fama. Compuso para virtuosos del bel canto, expresión lírica que exige una gran precisión y agilidad vocal. Intentó minimizar las diferencias clásicas entre las partes cantadas y recitadas - arias y recitativos -, manteniendo la tensión dramática. El estreno de su primera ópera, Adelson e Salvini, se produjo en 1825. Domenico Barbaja, director del teatro de ópera San Carlo de Nápoles y de La Scala de Milán, se interesó por ella, encargándole varias obras posteriormente. Fallecería en Puteaux el 23 de septiembre de 1835, truncándose así su carrera.
La obra protagonista de hoy fue estrenada en la Scala milanesa el 26 de diciembre de 1831. Felice Romani se encargó de redactar el libreto, basado en la tragedia de L.A. Soumet y L. Belmontet "Norma ou l'infanticide". La pieza clave de la obra es, sin lugar a dudas, la celebérrima "Casta Diva" donde se conjuntan la gravedad clásica con un apasionamiento muy romántico en la expresión, siendo éste uno de los grandes roles para soprano dentro del repertorio. Las grandes sopranos belcantistas se han interesado, y con razón, en dar vida a la desventurada sacerdotisa, llámense Maria Callas, Montserrat Caballé, Joan Sutherland, Leyla Gencer, etc.
Vamos a continuación son el argumento de la ópera, desarrollado en las Galias durante el año 50 a.C. Cortesía de Intermezzo.
Hasta el roble sagrado llega en procesión el pueblo galo, seguido de los druidas, a cuyo frente viene su jefe, Oroveso, padre de Norma. Todos piden a los dioses que les conceda la victoria sobre los romanos y su retirada del país. Entran ahora Pollione y Flavio, oficiales romanos. Pollione, que ha mantenido relaciones ilícitas con Norma, gran sacerdotisa druida, y con la que ha tenido dos hijos, dice que ahora ama a una joven virgen del templo, Adalgisa. Pollione presiente la venganza de Norma, mientras que, en la distancia, se oyen los cantos rituales de los druidas.
Se retiran los romanos y vuelven los druidas, que dan la bienvenida a Norma, la cual anuncia proféticamente la caída de Roma. Después, corta una rama del muérdago sagrado y dirige su plegaria a la Luna: "Casta diva", acompañada por Oroveso y el pueblo. En un aparte, expresa el amor que sigue sintiendo por Pollione. Después, la escena queda vacía.
Entra ahora Adalgisa e invoca la protección de los dioses. Aparece Pollione y la corteja. Adalgisa duda al principio, pero finalmente declara que ella también ama al oficial romano.
Norma, ahora en su morada con sus hijos, revela sus confusos y dolorosos sentimientos. Y pide a Clotilda, su confidente, que esconda a los niños cuando vaya a llegar Adalgisa. Sigue a esto un dueto entre Adalgisa y Norma. La confesión de Adalgisa despierta la comprensión de Norma, ya que ambas quebrantaron el voto de castidad. Pero cuando Norma pregunta el nombre del amante, Adalgisa dice: "Aquí llega", señalando a Pollione, que se acerca. La mutua decepción de las dos mujeres estalla apasionadamente. Finalmente se escucha a lo lejos el sonido del escudo sagrado que convoca a Norma para que hable a su pueblo; así, a las voces de los tres solistas se añade el coro lejano de los druidas, creándose un sobrecogedor final del acto.
Segundo acto. Es de noche. Norma tiene entre sus manos un puñal y contempla a sus hijos dormidos a los que, en su penosa tortura, piensa dar muerte. Pero no se decide a hacerlo y envía a Clotilda en busca de Adalgisa, a la que muestra los niños y pide que se los lleve con ella cuando se marche a Roma con Pollione, porque ella, Norma, va a morir. Adalgisa, sin embargo, ruega a Norma que siga viviendo para sus hijos y le dice que va a devolver a Norma el amor de Pollione. El dueto de las dos sacerdotisas termina en una apasionada confesión mutua.
En el bosque de los druidas, Oroveso y el coro manifiestan su odio hacia los romanos, pero se sienten sin fuerzas si Norma no les aconseja. Esta, en el templo, sabe de labios de Clotilde que Adalgisa quiere renovar sus votos como sacerdotisa, pero que Pollione ha jurado arrancarla del altar. Norma hace sonar entonces, por tres veces, el escudo sagrado y los druidas al oírlo, vienen a escucharla cantando un himno guerrero. Clotilda llega presurosa con la noticia de que un romano que intentaba penetrar en el templo ha sido hecho prisionero. Se trata de Pollione. Norma, toma una daga e intenta darle muerte, pero no es capaz de descargar el golpe.
Norma está ahora junto a Pollione, quien rechaza la súplica de la mujer de que abandone a Adalgisa; entonces Norma jura que ésta será quemada viva por haber quebrantado sus votos.
El pueblo recibe la orden de preparar la pira, pero cuando preguntan a Norma el nombre de la sacerdotisa culpable, responde: "Yo". El pueblo no quiere creerla, pero Norma insiste. Cuando traen a los niños, Norma pide a Pollione que cuide de ellos; pero Pollione no se mueve.
Lleno de angustia, el pueblo prepara el sacrificio de Norma. Arrepentido de su comportamiento y admirado por el valor y el amor de Norma, Pollione marcha con ella a morir en la hoguera.
Y a continuación, pues a lanzarnos a la grabación. No miento si digo que la versión que os ofrezco es una de las cimas en la vastísima discografía existente de la obra. Un ojo a la ficha de reparto puede servir de explicación a mi afirmación:
Norma: Montserrat Caballé
Pollione: Plácido Domingo
Adalgisa: Fiorenza Cossotto
Oroveso: Ruggero Raimondi
Clotilde: Elizabeth Bainbridge
Flavio: Kenneth Collins
London Philharmonic Orchestra
Ambrosian Opera Chorus
Carlo Felice Cillario
Esta grabación de 1972 nos muestra a una Montserrat Caballé en la cima de sus posibilidades. Sin entrar en la eterna polémica Callas-Caballé, sólo hay una Norma que pueda superar a nuestra Montse. Y esa es ella misma, que conseguía en sus representaciones creaciones electrizantes, cuyo clímax se alcanza en el registro live de Orange. Resulta pues baladí decir algo que no se haya dicho sobre la Norma de Caballé, máxime si se tiene en cuenta que es uno de los papeles base de su carrera. A su lado, Plácido Domingo y Fiorenza Cossotto ofrecen un fogoso y pasional Pollione y una inocente pero madura Adalgisa (escúchense los dúos de esta última con Pollione y Norma). Bien Ruggero Raimondi en el no muy lucido rol de Oroveso y más que eficientes Elizabeth Bainbridge y Kenneth Collins como Clotilde y Flavio. El recientemente desaparecido Carlo Felice Cillario, como experimentadísimo director que era en este repertorio, saca todo el jugo a las formaciones londinenses, que suenan particularmente brillantes.
Y para terminar, aqui os dejo los enlaces.
CD1
CD2
CD3
Que disfruteis de esta obra cumbre de la historia de la ópera.
Carlo Felice Cillario
Esta grabación de 1972 nos muestra a una Montserrat Caballé en la cima de sus posibilidades. Sin entrar en la eterna polémica Callas-Caballé, sólo hay una Norma que pueda superar a nuestra Montse. Y esa es ella misma, que conseguía en sus representaciones creaciones electrizantes, cuyo clímax se alcanza en el registro live de Orange. Resulta pues baladí decir algo que no se haya dicho sobre la Norma de Caballé, máxime si se tiene en cuenta que es uno de los papeles base de su carrera. A su lado, Plácido Domingo y Fiorenza Cossotto ofrecen un fogoso y pasional Pollione y una inocente pero madura Adalgisa (escúchense los dúos de esta última con Pollione y Norma). Bien Ruggero Raimondi en el no muy lucido rol de Oroveso y más que eficientes Elizabeth Bainbridge y Kenneth Collins como Clotilde y Flavio. El recientemente desaparecido Carlo Felice Cillario, como experimentadísimo director que era en este repertorio, saca todo el jugo a las formaciones londinenses, que suenan particularmente brillantes.
Y para terminar, aqui os dejo los enlaces.
CD1
CD2
CD3
Que disfruteis de esta obra cumbre de la historia de la ópera.